La parte más importante del control de un embarazo es el llamado CONTROL CLÍNICO, que será efectuado por el obstetra que usted haya elegido. Conjuntamente con su equipo de colaboradores, supervisarán atentamente la evolución de su gestación, procurando que todo se desarrolle satisfactoriamente.
Aun cuando el ritmo de visitas depende de cada caso, en general su obstetra la citará para las siguientes consultas:
En el curso de cada consulta, su obstetra, además de informarse de cómo se encuentra usted, y revisar su estado general, efectuará un examen obstétrico para determinar el crecimiento, posición y condiciones de su hijo.
En función de todos estos exámenes, su médico le informará del curso de su embarazo, le dará las oportunas instrucciones dietéticas o higiénicas, solicitará las exploraciones que crea oportuno, y le prescribirá los medicamentos (en general vitaminas y minerales) precisos.
De una forma periódica, y en función de las características de su embarazo, el obstetra solicitará algunas exploraciones complementarias que le ayudarán a supervisar adecuadamente su gestación.
Estas exploraciones consisten fundamentalmente en: análisis de sangre, ecografías, registros cardiotocográficos (también conocidos como monitorización feta), perfil biofísico (basal, funcional o hemodinámico) y estudios del líquido amniótico.
La ropa a usar durante el embarazo debe ser holgada, cómoda, estar apoyada en los hombros y no comprimir el cuerpo, especialmente mamas y abdomen. Los sujetadores deben adaptarse al aumento del volumen mamario (hay modelos especiales).
En cambio, no es preciso el uso de faja, y son perjudiciales las ligas y corsés, que pueden interferir el retorno venoso de la parte inferior del cuerpo y por tanto empeorar las varices de las piernas o vulvares, así como las hemorroides.
Los zapatos deben ser bajos y cómodos (no utilizar zapatos con tacón que exceda los 5 cm. de altura).
Tan perjudicial para el niño es que usted engorde demasiado, como que lo haga poco. Su incremento de peso, al final del embarazo, debería oscilar entre 9 y 12 kg. Su dieta ha de ser calóricamente suficiente (2.300-3.000 calorías diarias) y proporcionada en los distintos principios inmediatos: 15% de proteínas, 55% de hidratos de carbono (azúcares) y 30% de grasas. Esto significa que debe aumentar la ración diaria de proteínas (carne, pescado, etc.) y tomar la misma cantidad de grasas y azúcares que antes del embarazo.
Conviene beber abundante agua durante el embarazo a no ser que su obstetra le indique lo contrario.
Deben respetarse las costumbres de cada embarazada, pero es preferible la distribución en 5 comidas diarias: desayuno (20%), a media mañana (10%), comida (30%), merienda (10%) y cena (30%).
La ingesta de leche (o sus derivados) es aconsejable, aunque no es primordial. Las gestantes que muestren intolerancia a los lácteos, no deben preocuparse. También es aconsejable incrementar la toma de cítricos (zumos de naranja, etc.).
Traduciendo las calorías en gramos podemos decir que una embarazada debe tomar diariamente: 100 gr. de proteínas animales (carnes, huevos, leche, pescado) y vegetales (legumbres, trigo, avena), 70 gr. de grasas y 350 gr. de hidratos de carbono (azúcares, pan, patatas, arroz, pastas y féculas en general).
Limitar el consumo. Evitar los guisos y las salsas tipo mayonesa. Siempre preferibles los aceites vegetales (oliva) y las margarinas a las grasas animales (mantequilla, crema de leche, manteca, etc.).
Consumir la fruta del tiempo y la propia de la región. Debe estar presente en la alimentación de todos los días, incluso en 3-4 de las ingestas diarias. Alimento ideal para la suplementación de la dieta durante el embarazo.
Deben consumirse todos o casi todos los días en alguna de las comidas. Alimento óptimo, junto con las frutas, para la suplementación por su elevada densidad de micronutrientes.
Debería incrementarse su consumo, que casi ha desaparecido de nuestra dieta. Es un grupo de alimentos muy energético. Cuando no son habituales y se incluyen en la dieta, debe restringirse el consumo de otros alimentos energéticos.
El consumo de 0,5-1 l. diario de leche es adecuado durante el embarazo y lactancia. En mujeres con sobrepeso o cuando no se desea aumentar el aporte energético, pueden consumirse los productos desnatados o semidesnatados, mejor si están suplementados con vitaminas liposolubles. En casos de intolerancia a la leche y/o derivados, conviene ingerir suplementos de calcio a razón de 600 mg/día.
Se considera adecuado el consumo de 2-4 huevos a la semana. Cantidades superiores no parecen perjudiciales para el curso del embarazo, aunque aumentan notablemente el aporte de colesterol dietético.
Su consumo debe mantenerse en los niveles previos al embarazo. Es preferible comer carnes magras y a la plancha, incluso retirando las porciones de grasa y la piel de las aves. Deberían estar presentes en una de las dos comidas importantes del día (comida o cena). Puede ser substituida por pescado o huevos. Evitar hamburguesas, salchichas, etc. por su composición variable y no siempre bien conocida, con elevado porcentaje de grasas de origen animal.
En conjunto aportan tantas o más proteínas, vitaminas y minerales que la carne, pero con menor aporte energético y de grasas. Alternando con la carne y los huevos deberían estar presentes en las comidas principales. Pueden consumirse de forma indistinta el pescado azul y blanco.
Deben consumirse de forma limitada. No deben formar parte de la alimentación habitual por su elevado contenido en grasas.
Se recomienda un consumo moderado por su elevado valor energético. Muy útiles, junto con la leche completa, para la suplementación de mujeres que afrontan el embarazo en estado de delgadez.
Consumo limitado. Los azúcares de absorción rápida no deben superar el 10% de la energía total de la dieta.
Consumo limitado. Alimentos con elevado poder energético, de composición muy variable con hidratos de carbono de absorción rápida y grasas no siempre bien controladas.
Deben constituir la base de la alimentación. Sería deseable que los hidratos de carbono alcanzasen un porcentaje superior al 50% de la energía total de la dieta. Conviene consumir preferentemente preparados integrales con elevada cantidad de fibra dietética.
consumo limitado por su elevado valor energético.
A modo de ejemplo, una dieta de 24 horas aplicable en una mujer con un peso adecuado para su talla en el momento de quedar embarazada sería | |
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Desayuno | Leche, zumo de fruta o pieza de fruta y cereales para desayuno o tostadas con mermelada. |
A media mañana | Leche o derivados (yogur, cuajada) y fruta. |
Comida | Verdura con patata o pasta o arroz, carne o pescado con ensalada, fruta y pan. |
Merienda | Leche o derivados o tostada y fruta. |
Cena | Verdura o pasta o arroz o ensalada, pescado o carne o huevos o jamón York, fruta o derivados lácteos y pan. |
La higiene corporal debe ser más cuidadosa dado el aumento de la traspiración cutánea (por lo que se recomienda baño o ducha diaria).
La higiene íntima (región genital y ano) debe efectuarse cuidadosamente un par de veces al día. Se desaconsejan las irrigaciones vaginales.
Los pezones y areolas mamarias deben lavarse cuidadosamente y pueden tratarse con algunos productos que recetará su médico. Si puede, exponga sus mamas al sol: curtirá el pezón y favorecerá la irrigación sanguínea.
La limpieza de la boca será regular, mañana y noche. Por lo menos una vez durante el embarazo es conveniente visitar al dentista.
Si bien en ocasiones resulta imposible prevenir la aparición de estrías cutáneas, pídale a su médico que le recete una crema para intentar evitarlas.
Respecto al cabello, renuncie a la permanente, a los rulos muy apretados y a la laca. El secador debe ponerse a la temperatura más baja posible.
Si observa variaciones en la agudeza visual consulte.
Excepción hecha de los casos en que exista una amenaza de aborto o parto prematuro, o su médico lo desaconseje, la embarazada puede desarrollar una actividad normal que incluya los quehaceres domésticos, evitando en lo posible las tareas pesadas.
En cuanto a la actividad laboral, se puede continuar trabajando si se trata de una ocupación que no requiere gran esfuerzo físico. Pero deberán proscribirse totalmente durante la gestación aquellos trabajos que impliquen el uso de la fuerza, el manejo de materiales peligrosos o tóxicos, o se realicen en locales con deficientes sistemas de ventilación, refrigeración o limpieza.
Los paseos moderados son altamente recomendables. Deben efectuarse con calma, con zapatos cómodos y por lugares tranquilos.
Debe intentar descansar por la noche unas ocho horas y un rato después de la comida.
El médico aconsejará a la gestante respecto a la posibilidad de realizar un viaje determinado en función de: necesidad del desplazamiento, momento del embarazo (poco recomendables en las últimas semanas de la gestación), distancia y tiempo en que se piensa recorrerla (normalmente un trayecto de menos de 100 km no tiene importancia) o medio de locomoción y calidad del camino. Los viajes en barco, avión y tren son más recomendables que, por ejemplo, un largo viaje en automóvil. En todo caso debe preocuparse de que la conducción sea suave y cuidadosa y que la gestante viaje en el asiento delantero con el cinturón de seguridad puesto (acomodando las cinchas del mismo por debajo y encima del útero). Se recomienda realizar frecuentes paradas que permitan a la embarazada acudir al baño y evitar las horas de máximo calor, sobre todo durante el verano, viajando al atardecer o a primera hora de la mañana.
Si el embarazo es normal no existe contraindicación alguna para que la pareja siga teniendo sus relaciones sexuales en la forma y frecuencia habituales, hasta cuatro semanas antes de la fecha probable del parto.
Durante los tres primeros meses de embarazo, las relaciones sexuales deben espaciarse moderadamente y deben evitarse del todo si existe peligro de aborto.
Las actividades lúdicas no deben competir con un adecuado reposo, agotar a la mujer ni interferir las horas de sueño.
Respecto a los deportes, pueden practicarse aquellos que no impliquen un esfuerzo intenso o movimientos muy bruscos, evitando asimismo aquellos a los que no se esté acostumbrada.
Se recomienda practicar deportes como la natación, marcha, gimnasia de mantenimiento, bicicleta estática, etc. evitando otros como la equitación, el tenis, el esquí, etc.
No existe inconveniente para el baile, siempre que no se trate de ritmos demasiado rápidos o bruscos.
Para solicitar una hora de consulta con su obstetra titular, acuda personalmente al mostrador que le indique la enfermera al finalizar la visita o resérvela telefónicamente llamando al número 981 219 830. Puede hacerlo de 9h a 19h de Lunes a Jueves y de 9h a 15h los Viernes.
Cuando se trate de una urgencia acudirá en horario de consultas directamente al Servicio de Ginecología y Obstetricia (tercera planta). Fuera de este horario deberá acudir al Servicio de Urgencias del hospital
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