La esterilidad se define como la dificultad de una pareja para conseguir que la mujer quede gestante. Existe un consenso generalizado en considerar que existe cuando no se logra el embarazo tras un año de relaciones sexuales en búsqueda de gestación, aunque este plazo debe ser menor para realizar una valoración reproductiva si la mujer tiene más de 35 años.
Distintos estudios en países occidentales, han demostrado que entre un 10 y un 15 % de las parejas en edad fértil que desean tener un hijo tienen dificultades para conseguirlo, por lo que precisarían de un asesoramiento médico.
Está bien establecido que el estudio de la esterilidad debe llevarse a cabo por un equipo especializado en el tema, agrupado en una Unidad de Reproducción, con los profesionales y medios necesarios para llegar a un diagnóstico y posterior tratamiento.
La valoración reproductiva debe iniciarse con una primera visita en la que se recoge información sobre antecedentes clínicos, tanto personales como familiares (anamnesis) en la mujer y en el varón. Además, se realizarán los siguientes estudios:
Con los resultados, se concreta una visita para poder establecer un diagnóstico y orientación de tratamiento.
Mediante tratamiento hormonal, se estimulan los ovarios. Generalmente conlleva un seguimiento (monitorización) ecográfico - bioquímico (niveles hormonales) de la respuesta ovárica al tratamiento.
Consiste en la introducción dentro de la cavidad uterina de una cantidad de semen preparado con los mejores espermatozoides (capacitación). Puede ser a partir de semen del cónyuge (IAC) o bien a partir de semen procedente de donación (IAD). Se realiza tras una inducción de ovulación.
La fecundación la conseguimos en el laboratorio. Para ello es necesario obtener previamente ovocitos de la mujer (tras una estimulación ovárica), mediante una punción-aspiración de los ovarios, y una muestra de semen.